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PROCESIONARIA DEL PINO

Las orugas procesionarias son sinónimo del buen tiempo, primavera y salidas al campo. Combinación perfecta para estos días de marzo, abril y meses primaverales.

Nos llevamos a nuestros perros a correr al campo y a descubrir senderos por el monte. Vamos tranquilos y nos llama la atención una extraña estructura en los pinos con aspecto de algodón enmarañado. ¿Qué será eso? Pues son los nidos de las orugas procesionarias (Thaumetopoea pityocampa).

¿Qué es este bicho tan peligroso?

La mariposa de la oruga procesionaria pone los huevos en árboles de tipo coníferas que eclosionan y las orugas permanecen durante los meses fríos en el árbol, dentro de una especie de bolsa protectora conocida como bolsón, que tiene el aspecto de una bola de algodón. Cuando hayan madurado descenderán por la corteza del árbol afectado para expandirse a otros lugares del bosque. Suele producirse en torno a febrero y marzo. Es en este momento cuando son tan peligrosas, especialmente para los perros, que siempre andan olisqueándolo todo a su paso.

Nido de procesionaria
Nido de procesionaria | Montegatto

Parece un animal inofensivo, pero nada más lejos de la realidad: la oruga procesionaria del pino puede hasta causar la muerte de un perro y afectar gravemente a las personas.

Es una oruga de unos 4 cm de longitud, muy peluda, que se desplaza por el suelo en grupo, más concretamente en fila india, de ahí el apelativo “procesionaria”.

No se debe de confundir con la oruga de los prados. Esta es inofensiva, habita en prado y campos, es menos peluda y no es urticante, además no forma fila india, va sola en sus desplazamientos.

Estas orugas de los pinos son muy peligrosas debido a los 500.000 pelos altamente urticantes que cubren su cuerpo y de los que se desprenden si se sienten amenazados. Los daños pueden ir desde un cuadro alérgico en el que se puede hinchar la cara, el esófago y el estómago, la amputación de partes de la lengua por necrosis, hasta la asfixia y muerte si la infección llega a la laringe por ingesta accidental de los pelos urticantes. Por todo esto, es vital importancia acudir lo más rápidamente posible al veterinario.

Si crees que en la zona en la que estás con tu perro puede haber orugas procesionarias, no lo sueltes y contrólalo en todo el momento con la correa. No le dejes olfatear el suelo y cuidado donde pisa. Llévalo por zonas sin vegetación en los que puedas ver el suelo bien.

Síntomas de la procesionaria

Los síntomas más claros de que el perro ha estado en contacto con la oruga procesionaria son:

  • Nerviosismo
  • Salivación excesiva
  • Hinchazón de la lengua y/o los labios
  • A veces, fiebre.
  • También intentará rascarse la boca desesperadamente debido al dolor.
  • Afecta también a las patitas en caso de que las pisen por ello si ves que empieza a cojear y las almohadillas empiezan a tomar un color rojo fuerte lávalo inmediatamente con agua y corre al veterinario para que le administre corticoides de acción rápida, antibióticos para prevenir infecciones secundarias, antinflamatorios para paliar el dolor y un lavado con agua tibia para eliminar los pelitos que puedan estar en contacto con la piel y mucosas de nuestro amigo. Es muy importante que no frotes ni toques mucho la zona afectada puesto que, además de poder producirte daños a ti mismo, puedes agravar el cuadro si los pelos urticantes se clavan en la epidemis canina provocando reacciones anafilácticas mucho más graves.

A pesar de administrar un tratamiento rápido, en muchas ocasiones hay necrosis de las zonas que se han urticado y se producen lesiones graves ya sea por pérdida de trozos de lengua, de belfos, de trufa o de las zonas que hayan estado en contacto con la oruga.

Y, por supuesto, ni se te ocurra manipular por tu cuenta una oruga procesionaria o el nido ya que es peligroso para tu salud puesto que también son muy urticantes para nosotros produciendo necrosis e irritaciones graves al contacto con la piel y/o mucosas.

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