Una de los tipos de consultas más habituales que recibimos en nuestro centro son aquellas relacionadas con las agresiones caninas. La agresividad del perro supone para muchos propietarios un problema que les trae de quicio. La agresividad del perro, ya sea hacia otros congéneres, personas o cosas, es un problema grave que hay que tratar.
La agresión canina es una respuesta y comportamiento de amenaza o ataque, que además es auto reforzante, lo que produce que esta conducta se repita con cierta facilidad a lo largo del tiempo.
Habitualmente nuestro perro, una vez desencadenado el problema, ya habrá dado muestras con anterioridad de un fuerte carácter o de diversas inseguridades, es por ello que recomendamos siempre realizar los cursos para cachorros, ya que es la mejor manera de aprender a leer y encauzar de manera positiva el comportamiento de nuestro futuro compañero de batallas, para evitar problemas futuros y motivar una buena convivencia en familia.
Desde la Escuela Canina Montegatto hacemos especial hincapié en la socialización del cachorro a una edad temprana, lo cual además de contribuir a su desarrollo emocional, también reforzará su carácter y le enseñará a entender las normas habituales entre sus congéneres dando lugar a un perro adulto gregario, sociable, seguro etc..
Además de una educación temprana supervisada por un adiestrador profesional, es recomendable entender y conocer cuáles son los tipos de agresión y por qué se originan.
TIPOS DE AGRESIONES CANINAS
Agresión intraespecífica: Conducta de agresividad dirigida hacia otros perros, sin motivo aparente.
Agresión por miedo: Esta surge cuando el animal se encuentra asustado y acorralado o atado, siendo imposible la huida. Por lo general hay muchos avisos previos, señales de calma, orejas, cola…etc
Agresión abusiva: Siempre es realizada por un perro inseguro hacia otro que es más débil que él. En este caso el perro agresor ve reforzada su conducta al no recibir respuesta del agredido. Por lo general no hay violencia.
Agresión maternal: Es la agresión que muestra la madre hacia un peligro para defender a sus cachorros (avisos previos).
Agresión por dolor: cuando el animal siente dolor suele reaccionar con agresividad al manipularlo o con antelación para evitarlo (hay avisos previos).
Agresión por cambios fisiológicos: En este caso entran todas las que sean causadas por la edad o enfermedades que no causen dolor al perro.
Agresión por posesión de recursos: el perro agrede para proteger o conseguir un recurso (agua, comida, reproducción…), generalmente hay aviso previo, en caso de persistir terminará mordiendo.
Agresión por territorio: Se trata de una agresión similar a la producida por la “Posesión de Recursos”, llegando a atacar el perro a todo extraño que acceda a su territorio.
Agresión originada en el juego: se produce cuando la intensidad en el juego aumenta y el perro se sobreexcita desembocando en agresión, siempre muy canalizada hacia el oponente durante el juego.
No debemos permitir ningún signo de agresión a nuestro perro, para ello debemos conocer muy bien las señales que transmite ya que si el perro es equilibrado suele haber avisos previos que serán la forma de expresarse y avisarnos de que la acción hacia a él podrá convertirse en una agresión.
Por esta razón, debemos ponernos siempre en manos de adiestradores profesionales titulados, que sabrán guiarnos para gestionar este tipo de conductas antes de que se conviertan en un problema.